Sobre las muchas veces que me siento más débil que de costumbre, cuando te siento, cuando me sientes... porque no existe nadie más que mi imaginación y la tuya.
Entonces aumentaste tu apuesta al doble y así multiplicaste el riesgo por verme contigo. Se supone que no debimos habernos conocido... caprichos del destino, supongo, quiero decir, suponemos; y reímos de todo y de todos, de lo que nos quieren hacer creer y que ignoramos.
La mayor parte de los días me pierdo, me duermo, me hundo... se esfuman como las cajas de cigarros que escondo en el buró para que no me los robe mamá; mis amigos dicen que no debería fumar, sin embargo siempre me prenden los cigarros y dicen que no deberías besarme cuando acabo de fumar, a ti no te importa... tabaco, alcohol, menta; se que te da igual.
Amo tu sonrisa, la amo sobre todas las cosas, cuando agachas un poco la cabeza y sonríes discretamente, me miras y siento como el corazón se me va del pecho, amo tantas cosas de ti, como cuando arranco mis cabellos de la desesperación y ríes despistadamente.
No somos iguales, te lo eh dicho decenas de veces, ¿no es así?... tú eres lógico y emocionalmente estable, optimista y amable; mientras que yo soy la desequilibrada desquisiada emocional, espontánea e irracional, pesimista hasta cierto punto pero con la fe puesta en nosotros, con nosotros hasta el fin.
Mis días sin ti no serían días.
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