- ¡No me mires como si me compadecieras! No sabes las nauseas que me provocas, esos hombres no valen la pena y eso lo tenemos tan en mente, querida - Le recordaba a Kat mientras aplicaba un poco de brillo labial y se acomodaba el cabello con los dedos.
- Es que... no lo sé, te veías tan...- explicó Kat entre suspiros.
- ¡Estúpida!- interrumpió Laura.
Sí, Laura era su nombre e incluso a ella le costaba trabajo recordarlo, entre el trabajo, los hombres, Kat y su gato terminarían desquiciandola por completo.
0 comentarios:
Publicar un comentario